Hubiese besado tu cuello
entrelazado mis dedos
entre tus labios,
desnuda sobre tu piel
para embriagarme
con tus gemidos.
Hubiese amado tu dolor
con el rostro de mi alma
ahuyentando
el abismo que te hace
caer y que te rompe en mil pedazos.
Una vez dentro de ti
demorar tu placer hasta
que dijeras una palabra cariñosa
para así escuchar tu silencio
con una suave caricia tuya
que tu indolencia fuera sensible
hasta que llegaras al final,
entonces
entenderías cómo me entrego
y comprenderías de lo que has huido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario