domingo, 26 de agosto de 2012

CADÁVER EXQUISITO



Posa para mí. El fantoche éste  me ha lanzado la tópica frase para crear buen ambiente de trabajo. Y poso. Click. Clak. Sobre las blancas sábanas hará un buen contraste el bronceado de mi piel desnuda. Destacarán las marcas del minúsculo tanga que tantos infartos ha provocado este verano. No tengo prisas. Exquisito, me dice. Clik. Clak. Sé desnudarme lentamente, que estas sesiones pueden ser muy largas. Para algunos, una eternidad. La que transcurre mientras desabrocho mi blusa de seda blanca. Un botón. Dos. Tres. Al cuarto, la laca de mis uñas juega al contraste con el dorado de la piel. Instante de pose. Exquisito, me vuelve a decir. Clik. Clak. La blusa cae al suelo con la elegancia de la que carece el fantoche. Jugueteo con el encaje del sujetador. Asoma la piel blanca. De diana, un negro pezón. Clik Clak. El fantoche parece acalorado. Normal. Tanteo la otra aureola blanca del ya duro pezón. Empieza a sudar. Mis pechos se liberan. Clic. Clak. Le vuelvo la espalda según el repertorio clásico. A ritmo lento desciende la cremallera de la falda. Sin prisas. Sin pausas. Al caer al suelo, la falda vuela al infinito lanzada por mis tacones de negro charol. Reflejan los brillos de su sudor. Exquisito, vuelve a repetir. Clik. Clak. Me vuelvo al fantoche y parece gustarle. También mi tanga de encaje negro. Lentamente lo hago descender por la eternidad de mis piernas. Parecen quedarse atascados en los zapatos de charol. Vuelan, de nuevo, al infinito. Como mi desnudez. Como la excitación del fantoche. Clik. Clak. Acometo sin prisas posturas de repertorio. Mano en la ingle. Mano en el pecho. Mano en la cintura. Mano en mi sexo. Clik. Clak. Respira el fantoche con dificultad. Todavía se atreve con las indicaciones. Tócate. Y me toco. Primero un dedo. Dos. Y hasta tres. Primero el contorno. Luego unos labios. Luego otros. Luego todo. Clik. Clak. El fantoche no puede más. Ya no puede dar indicaciones. Tomo las riendas. Tócame tú. Aquí. Así. Así. Así. Más. Más. Y más. Mi cuerpo no ha podido con un torrente oculto de humedades. El fantoche tampoco. Tumbado el suelo aferra su mano al pecho. Vacío su cartera mientras fotografío un nuevo cadáver. Un cadáver exquisito. Clik. Clak.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Simplemente, guauuu!!!!!!