domingo, 22 de abril de 2012

DE GRANA Y ORO por Mae S. Tranza




Me he puesto el mantoncillo grana para venir a los toros. Me acomodo en el tendido y espero que salga el primero de la tarde. Entonces siento la primera mirada, la que me dirigió aquel torero desnudo cuando me vio con el grana del mantoncillo cubriendo mi cuerpo. Se enceló con los flecos que rozaban mis ingles. Humilló como un buen toro y fue bebiéndose mi deseo como si fuera el agua que calmara su sed. Ahora es el toro de verdad quien me mira. Está al otro lado del burladero. No aparta los ojos del mantoncillo. Mi cuerpo se estremece. Vuelvo a sentir aquel escalofrío que me recorrió por dentro cuando su lengua torera, tan desnuda como mi sexo, me llevó a la gloria. Luego llegarían los puyazos, los quites por chicuelinas ciñendo mi cintura, las banderillas que espolearon mi excitación, los naturales que prolongaban mis suspiros cuando imprimía el ritmo justo que le pedían mis caderas. La estocada fue fulminante. Ahora entiendo por qué me mira el toro de esa manera. En los pliegues de mi mantoncillo está el secreto de la corrida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr Rascaviejas hoy se le vio bien acomodado en una barrera. Cierto es que la tarde no ha sido muy animada pero veo que ud le sacó buen provecho.

Rascaviejas dijo...

jajajaja...bien acomodado sí que estábamos pero conste que el relato no es mío.

Anónimo dijo...

Me encanta, tan erótico y taurino!!!!