lunes, 3 de octubre de 2011

LOS TRES CERDITOS

Desde que puse el anuncio por palabras vivo instalada en el triunfo. Es más, casi no doy abasto. Palabras bien elegidas para que no se las lleve el viento: Loba tragona, recibo en casa, espectacular, menàge a trois. No hacía falta más. Era el inicio de una agenda cargada de trabajo y experiencias: las del momento y las del cigarrito postrero…

Confieso que en el oficio una debe tragar, nunca mejor dicho, con todo. Qué me van a contar, si los he conocido de dos en dos y de tres en tres; gordos y flacos, calvos y velludos, casados y solteros, dotados e imperceptibles… Los soporto en general, que el trabajo es eso, pero tipejos como los de hoy suelen superar mi paciencia, que por eso el santo Job fue hombre y no sé yo que tenga una versión femenina.

Han llegado en trío, altaneros y arrogantes, con la hipocresía de la foto familiar de estudio en la cartera y las apariencias asentadas en los caballitos de sus corbatas de seda. Apariencia y nada más. Su viscosidad se anuncia con el fijador de sus rizos indomables que se escarcha en las zonas de calvicie incuestionable. Y no digamos nada de la flacidez de sus prominentes barrigas. “Raíces del nabo”, que escupió al aire uno de ellos… Al quitarse sus bóxers de marca también se desprendieron de las formas y la educación que algunos mantienen. Allí empezó el numerito. “Come polla, zorra”. “Chupa aquí, guarra”. “Abre las patas, loba, que para eso te pagamos”. “Ese culo, que verás cómo lo parto”. “Esas tetas aquí, que me gustan las putas cubanas”. “Chupa abajo, que mastiques huevos en condiciones”. “Traga todo, loba, que ahora te damos otra ración en tu guarra cara...”

Terminada la faena, con sus bóxers calados y sus camisas abotonadas empezaron a hablar de sus respectivas casas. Cálidos hogares donde esconder a unos puercos. Lugares intachables donde sorprenderá la llegada de la grabación de mi webcan. Por algo soy una loba… No hay casita de cerdos que una no pueda echar abajo…

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