domingo, 9 de enero de 2011

Prima de riesgo


No puedo olvidarla en los cumpleaños familiares de mi infancia. No le interesaban la tarta, ni los dulces, ni el resto de la familia. Los analistas familiares de la mesa de camilla decían de ella que era “difícil de colocar”. Seguía un ritual casi metódico para engatusarme y conseguir que nos escondiéramos debajo de la mesa. No la entendía. Ni a sus actos ni a sus palabras. Pero el balance final solía ser el mismo: con una seguridad impropia de su edad bajaba la cremallera de mi pantalón y buscaba lo que ella llamaba “la mejor de las ofertas”. Yo no entendía nada, lo único que sentía era la tremenda inflación que notaba en mi entrepierna, un fuego que apenas calmaban los húmedos lametones que aplicaba al más tangible de mis bienes…

- Lo tuyo cotiza al alza, me decía en su incomprensible lenguaje, una expresión a la que añadía no sé cuántas alusiones a los incrementos, los superavits y la posible explosión de no sé qué burbuja, algo que yo intuía como muy cercano a un punto que rondaba su más demandado interés.

Han pasado algunos años pero la situación no parece mejorar. “Política de crecimiento”, ha llegado a decir la ingenua de mi tía. Lo cierto es que mi prima ha cotizado al alza. En esta nueva reunión familiar lo he podido comprobar. Han crecido sus dotes y sus valores. A las primeras de cambio ha vuelto a colocarme en una posición de riesgo. Bajo la camilla me ha catalogado como un valor seguro.

- Estás en mi Ibex 35, me ha dicho al llevarme a la habitación contigua.

Al verla desnuda he pensado si soportaría un test de estrés ante las circunstancias. Mi entrepierna apunta al alza. Yo no lo había demandado pero ella se ha ofertado con todas la consecuencias. Ha llegado el momento de pagar antiguas deudas. Mi prima lo merece. Un nuevo escándalo en la familia. Alguien debería intervenir…


1 comentario:

Anónimo dijo...

para salir de la crisis es lo que se necesita actualmente.
¡incrementar el pib!